jueves, 28 de febrero de 2008

De cabeza


Llevo unos días que las eyaculaciones femeninas me traen de cabeza.
He visto algunos vídeos muy interesantes, pero siempre me venía el mismo pensamiento: ¿Esto es real?.
El desconocimiento que tengo sobre este tema me ha hecho, por una parte avergonzarme como mujer y, por la otra, ponerme manos a la obra. Me he ido informado de la 'eyaculación femenina' y sí, existe. Ahora no voy a soltar un rollo anatómico, pero sí, es físicamente posible que una mujer expulse líquido en un orgasmo vaginal. Con una buena estimulación del punto G el orgamo 'total' llega a su punto máximo y el resultado es una eyaculación. ¿Y si la estimulación es sólo clitoriana? ¿Se puede eyacular también? No se, porque yo no eyaculo. Así que decidí pasar al siguiente acto. Después de probarlo con esmero, en varias posiciones, varios lugares y con ayudas técnicas: nada de nada. No hay manera. Y mi duda es la siguiente... si llego al orgasmo vía clitoris ¿porqué voy a cambiar a la vagina?
Yo misma me contesto: porque quiero eyacular. ¿Habré sido actor porno en una vida pasada?
¡Qué dolor de cabeza!

Dibujo Sergio Mora

martes, 26 de febrero de 2008

Paso de cebra



Me gusta caminar por la calle escuchando musica y observar a las personas que están al otro lado del paso de cebra. Esperan, como yo, a que se ponga verde el semáforo. Algunas se miran entre ellas, otras hablan por el móvil, unas se impacientan y yo me imagino cosas. Muchas cosas.
Hace unos días un grupo de chicos jovencitos turistas esperaban al borde de la acera. No puede dejar de imaginarme la cara de uno de ellos en pleno éxtasis orgásmico. Forzando las cejas, abriendo la boca y dejan caer un gemido desgarrado.
Ya no me sonrojo al sorprenderme enzarzada en estos pensamientos. Me gustan, y me siento identificada.
Ojalá alguien al otro lado del paso de cebra se imagine lo mismo conmigo.



Imagen: Nueva York, noviembre 2007

miércoles, 20 de febrero de 2008

Y seguir durmiendo


Eran las siete de la mañana. Atrás quedaba una noche larga de música y cocktails caseros. De gente por todas partes, pelucas, gafas de sol y palos de escoba a modo de micrófono. Una fiesta, vamos.

Hizo aquel ritual casi sin percatarse en su cansancio. Se lavó la cara, se desmaquilló los ojos, se puso crema en las manos y se lavó los dientes mientras hacía su último pipí del día. O el primero.
Se desnudó empezando por los piés. Se puso la camiseta promocional de Miko al revés y abrió el edredón. Amoldó su cuerpo al de él. Estaba caliente y respiraba despacio. Su pecho contra su espalda. El cansancio les pesaba a los dos, pero la atracción era inevitable. Movieron las caderas a la vez, apretándose el uno contra el otro.

- Me... gustaría entrar... y seguir durmiendo – alcanzó a susurrar casi arrastrando las palabras. Ella no dijo nada y actuó por inercia, no dudó, también quería sentirlo dentro y quedarse dormida. Despacio se quitó la horrible camiseta con la pesadez de los brazos. Él se giró e hizo rodar las braguitas por sus largas piernas. Al desnudarlo, ella rozó su miembro, muy empinado, muy abultado, muy caliente... muy tierno.
Él la abrazó, ella lo hizo con las piernas. Se besaron en silencio y ahora fue él el que se amoldó al cuerpo de ella. Entró despacio, sin apretarla, sin jadeos, sin gemidos, sin susurros. De una vez, poco a poco, más y más, hasta que llegó al final. Y ambos fueron relajando el cuerpo, pausando la respiración y dejándose llevar por Morfeo. Y así se quedaron dormidos, él dentro de ella. Y ella dentro de él.

Era la una del mediodía. Unas pocas horas de sueño, pero habían recuperado algo de energía. Ella contrajo su cuerpo, sutilmente. Estaba soñando. Él se despertó poco a poco y sintió unas ganas irremediables de salir de ella para volver a entrar, de salir, de entrar, salir, entrar, salir entrar. Salir. Entrar. Y salir. Y entrar. Se movió dentro de ella, no quería despertarla, quería follársela mientras durmiese. Pero se despertó, abrió los ojos y sonrió al ver sus pupilas dilatadas.


Imagen: autojoautofotografiado

martes, 19 de febrero de 2008

Fiel a uno mismo

Quería hablar de la magnificencia del cuerpo humano. De lo que me gusta, de su calor, de su tacto. De su olor. De hecho he empezado, pero lo he borrado.

Ha venido a mí un recuerdo de este fin de semana. Los detalles y las grandezas me las reservo, porque no quiero alargar este pseudodiscurso, y para hacer este post cortito.
Un desconocido me tocó el trasero. Obscenamente. Sin ningún motivo, sin que yo se lo pidiese y, aún menos, sin haberle visto, ni si quiera, su rostro antes. No fue una rozadura furtiva en el metro. De esas que o no te enteras o prefieres hacerte la sueca. No. En pleno andén, rodeados de unos pocos pasajeros que esperaban en silencio, a las 3 de la mañana.
Al parecer le dije/grité muchas cosas. Y todas ordenadas, claras y muy racionales. De lo que recuerdo vívidamente es del momento en el que el chico se giró y se fue, cabizbajo. No me miró en todo el discruso. También recuerdo decir palabras como "mundo machista", "egoísmo", "mujer", "derechos", "libertad expresión", "superior", "violéncia de género", "humillación", "fuerza" e "inteligencia". Y, también, creo recordar que tanto en nuestro lado como en el andén de enfrente la gente acabó aplaudiéndome.
Ahora mi compañera de piso me dice que fue una oda a la mujer, a sus derechos y a la feminidad (que no feminismo). Físicamente salí de mis casillas, racionalmente fuí fiel a mi misma.

Pero yo quería hablar del cuerpo humano. De lo que me gusta. De su vello, sus pecas, las arrugas, las cicatrices, las pieles que suben y bajan...



Imagen: Gettyimages
¿Porqué? Porque es femenina, inocente, aparentemente débil pero inmensamente inteligente

sábado, 16 de febrero de 2008

Tópicos de género

Vale, voy a por un tópico. Perdonarme... pero es que no sé cómo empezar este post.

En el primer episodio de la primera temporada del inicio de todo de la serie Sexo en Nueva York, Carrie Bradshaw hace algo magnífico que me abrió los ojos, los brazos, las piernas y la mente a una nueva concepción del sexo, visto desde la perspectiva femenina.

Se encuentra con un ex-amante/novio/ligue de hace unos años. Alguien que le gustaba muchísimo, que le gustaría volver a probar su piel pero, comenta, tiene miedo de recaer, y reengancharse. Así que tras un paseo por el Upper East Side decide optar por una posición revolucionaria, a mi parecer, en la mentalidad de una mujer: actuar como un hombre.
Finalmente Carrie queda con el chico en cuestión. Un maromo de 1'90, espaldas grandes, castaño, sonrisa matadora y manos demasiado hábiles. Cena. Paseo. Besos en el portal. Y la siguiente escena revela a una Carrie extasiada por un cunnilingus. Tras el orgasmo de rigor, él aparece en el plano. Sonriente y sudoroso (...mmmmmh...) se acuesta a su lado.

- No ha estado mal... ¿eh?.
- ... Sí... bueno... normal - dice Carrie con los ojos cerrados y una media sonrisita.
- Se puede mejorar... venga... ahora te toca a tí. - dice el maromo señalando al emisferio sur.
- Creo que esta noche no va a poder ser. - dice la periodista mientras se levanta de la cama y se pone las braguitas - Sabes, esto me ha dejado muerta y mañana tengo que levantarme pronto. - Se abrocha la blusa casi transparente, se sube en sus Manolo's, se cuelga el Chanel del hombro y se contonea hasta la entrada.
- ¿¡Qué!? - llega a decir el otro desde la cama.
- Me lo he pasado .... bien. Gracias. Ya hablaremos. ¡Ciaaaoooo! - y portazo.

¡Ah...! estupendo. No problemas, no ralladuras mentales y no sentir como haberse comportado como un alivio sólo para el otro. Y no para ambos. Yo no me cuentro en tal situación extrema, pero a veces me sale la Dorada victimista y acabo adjudicándome ese rol. ¿Porqué? Precisamente por querer y dejarme sentir como una mujer con sus encorsetados tópicos.

Todo, a fin de cuentas, se reduce a los tópicos. Los estereotipos están ya formados y algunos de nosotros luchamos para no verlos o que los demás no los vean. Pero eso es el tópicos de los antitópicos. Y así hasta el infinito. Así que como ya estamos entopicados lo mejor es que intercambiemos estereotipos. Dependiendo del caso, of course...
Ahora lo veo claro, bueno... gracias a las tres horas de reflexión y un porro. Ahora lo veo claro. Muy claro. Pero... ¿y el lunes?. De lunes a viernes por la tarde somos unos estereotipos, y de viernes por la tarde a domingo al mediodía somos otros. Pero de esta teoría (que me trae de cabeza) ya hablaré en otra ocasión.

Basta.
Voy a hacer un ejercicio personal, adoptaré un estereotipo no muy propio de una mujer: ser más hombres.
El tópico sentimentalista me lo guardaré y ahora seré el tópico beneficio-propio.



Imagen propia
Lugar: Raval, Barcelona (16 de febrero de 2008)
Me encantan las terrazas en invierno con las estufas

martes, 5 de febrero de 2008

Esa canción

Lo reconozco, el vídeo es de lo más cutre de los 90.
Pero eso sí, cómo esta Helena Christensen y, sobretodo, cómo me pone esta canción.



Chris Isaak - Wicked Game (1989)

viernes, 1 de febrero de 2008

Ese sexo

¿Porqué les excita tanto a los hombres el sexo anal?


Dudas sexuales a las 3:23 de la mañana