Vale, voy a por un tópico. Perdonarme... pero es que no sé cómo empezar este post.
En el primer episodio de la primera temporada del inicio de todo de la serie
Sexo en Nueva York, Carrie Bradshaw hace algo magnífico que me abrió los ojos, los brazos, las piernas y la mente a una nueva concepción del sexo, visto desde la perspectiva femenina.

Se encuentra con un ex-amante/novio/ligue de hace unos años. Alguien que le gustaba muchísimo, que le gustaría volver a probar su piel pero, comenta, tiene miedo de recaer, y reengancharse. Así que tras un paseo por el Upper East Side decide optar por una posición revolucionaria, a mi parecer, en la mentalidad de una mujer: actuar como un hombre.
Finalmente Carrie queda con el chico en cuestión. Un maromo de 1'90, espaldas grandes, castaño, sonrisa matadora y manos demasiado hábiles. Cena. Paseo. Besos en el portal. Y la siguiente escena revela a una Carrie extasiada por un cunnilingus. Tras el orgasmo de rigor, él aparece en el plano. Sonriente y sudoroso (...mmmmmh...) se acuesta a su lado.
- No ha estado mal... ¿eh?.
- ... Sí... bueno... normal - dice Carrie con los ojos cerrados y una media sonrisita.
- Se puede mejorar... venga... ahora te toca a tí. - dice el maromo señalando al emisferio sur.
- Creo que esta noche no va a poder ser. - dice la periodista mientras se levanta de la cama y se pone las braguitas - Sabes, esto me ha dejado muerta y mañana tengo que levantarme pronto. - Se abrocha la blusa casi transparente, se sube en sus Manolo's, se cuelga el Chanel del hombro y se contonea hasta la entrada.
- ¿¡Qué!? - llega a decir el otro desde la cama.
- Me lo he pasado .... bien. Gracias. Ya hablaremos. ¡Ciaaaoooo! - y portazo.
¡Ah...! estupendo. No problemas, no ralladuras mentales y no sentir como haberse comportado como un alivio sólo para el otro. Y no para ambos. Yo no me cuentro en tal situación extrema, pero a veces me sale la Dorada victimista y acabo adjudicándome ese rol. ¿Porqué? Precisamente por querer y dejarme sentir como una mujer con sus encorsetados tópicos.
Todo, a fin de cuentas, se reduce a los tópicos. Los estereotipos están ya formados y algunos de nosotros luchamos para no verlos o que los demás no los vean. Pero eso es el tópicos de los antitópicos. Y así hasta el infinito. Así que como ya estamos entopicados lo mejor es que intercambiemos estereotipos. Dependiendo del caso, of course...
Ahora lo veo claro, bueno... gracias a las tres horas de reflexión y un porro. Ahora lo veo claro. Muy claro. Pero... ¿y el lunes?. De lunes a viernes por la tarde somos unos estereotipos, y de viernes por la tarde a domingo al mediodía somos otros. Pero de esta teoría (que me trae de cabeza) ya hablaré en otra ocasión.
Basta.
Voy a hacer un ejercicio personal, adoptaré un estereotipo no muy propio de una mujer: ser más hombres.
El tópico sentimentalista me lo guardaré y ahora seré el tópico beneficio-propio.
Imagen propia
Lugar: Raval, Barcelona (16 de febrero de 2008)
Me encantan las terrazas en invierno con las estufas