miércoles, 13 de abril de 2011

Sexo en el balneario


El agua estaba muy fría. Demasiado. Ella caminó sobre la alfombra de piedras y yo la miré desde el borde. Entramos en la sauna. Hacía mucho calor. Nos sentamos, con cuidado, en los bancos de madera. No había nadie en el balneario. Todo para nosotras.

Cuando pasaron los 15 minutos reglamentarios pasamos al baño turco. Una salita estrecha con un banco de piedrecitas redondeado, al estilo Gaudí. El techo estaba estrellado con Leds que cambiaban de color, hacía una temperatura perfecta. Me acerqué a su cuerpo, estaba sudoroso y muy suave. Me apoyó contra la pared y nos besamos. Una vez, y otra, y otra, y lengua para arriba, y luego para abajo, y más. Me llevó hasta el banco y abrí las piernas. Ella miraba por la puerta tintada mientras yo la miraba a ella, deseosa de que me follase en ese momento. Apartó el bikini hacia un lado y me metió un dedo. Sus embestidas era suaves, su dedo subía arriba, arriba, arriba, y luego bajaba poco a poco. Me puse nerviosa y le dije que mejor dejarlo para después, cuando subamos a la habitación, pero ella quería más, yo también y no había nadie.

Me volvió a abrir las piernas y me metió dos dedos, delicioso. A pesar del calor del baño turco estaba con la piel erizada, y sus idas y venidas me nublaron la vista. Ahí, apoyada contra la pared y con las piernas abiertas, Sofía me estaba follando como nunca. Mis jadeos resonaron, mis suspiros impregnaron las paredes, el eco de mi voz se hacía cada vez más duro, más fuerte, más malsonante. Ella seguía metiéndome los dedos, arriba, ahí, justo donde me gusta, justo donde se me dilatan las pupilas, justo donde le pido más y la cojo por la cabeza y la miro.

El orgasmo me vino por sorpresa, jamás imaginé que me correría en un lugar público. Las contracciones se extendieron por todo mi cuerpo, ella me miró con los ojos abiertos, estábamos sudando el doble. Mi último jadeo fue largo y dulcemente doloroso. Me temblaban las piernas.
Al levantarme miré mi reflejo en la puerta, y me vi con el gorro de piscina de tela azul con una gran franja blanca en medio. Y una sonrisa debajo de la nariz. Estaba ridículamente feliz.

Aperitivo
Sant Esteve de Ses Rovires

1 comentario:

Pablete dijo...

UUUUFFFFF....Me hubiera encantado veros por una rendija, pajearme ante vosotras y correrme contigo..

Mil besos lujuriosos....