miércoles, 20 de julio de 2011

Belle Vere

La edición de Junio de la revista Vogue en Italia revolucionó los kioskos de todo el mundo. Unas mujeres orondas, redondeadas y muy femeninas copaban la portada de una revista que siempre había abogado por la delgadez.
Mi hermana la compró, dejándose casi 7€, pero eso sí, las imágenes del interior son una auténtica maravilla. Y mi razonamiento es el siguiente: esa misma posición, esa misma ropa, esa misma mirada altiva en una mujer de talla 36 no sería lo que en realidad son: mujeres de verdad. Belleza de verdad.











miércoles, 13 de julio de 2011

El pubis de Sofia bajo el agua

A Sofia le encanta bañarse.
Cuando vamos a casa de mis padres se pasa toda la visita en el agua. Nadando de un lado a otro. Tirándose en bomba o con carrerilla. Sofia es feliz bajo el agua.

El fin de semana pasado, mientras buscaba unas cosas en el jardín, vi cómo se lanzaba desnuda al agua. Vi su escaso vello púbico deslizarse por el fondo de la piscina. Sus nalgas doradas se removían de un lado a otro. Su cuerpo, alargado, viajaba y se mostraba apetitoso.
Me acerqué al borde y le hice una de las imágenes más sexys que tengo de ella. Deliciosa.


jueves, 9 de junio de 2011

jueves, 26 de mayo de 2011

Hacer el café y hacer el amor

"Me gusta todo lo que me haces.
Desde el café hasta el amor"
Me dijo Sofía una noche a oscuras en nuestra cama.


lunes, 9 de mayo de 2011

Sofía me chupa los dedos


Hace tiempo, cuando Sofía y yo éramos todavía unas desconocidas para ambas, le metí un dedo en la boca. Mi índice se perdía en esos labios carnosos y rosados que ya empezaban a volverme loca. La experiencia fue muy erótica. Aunque, repito, con sus labios se volvió casi pornográfica.

Ayer por la noche le pedí que me chupase todos los dedos. Ella estaba tumbada en la cama, sólo con las braguitas puestas, como yo, y me acosté sobre ella. Le acerqué el meñique a su boca y, con delicadeza, me cogió el dedo para metérselo en la boca. Viendo mi dedo desaparecer entre su carne me imaginé un pene entrando en su boca. "Seguro que te han dicho que la chupabas muy bien", le dije. "No he chupado muchas pollas, prefiero chupar dedos" me dijo sonriendo. Y siguió lamiendo mis nudillos, introduciéndose el anular hasta el final. Notaba su paladar rugoso y húmedo, la suavidad de la piel cerca de la campanilla, el calor de su boca. Con dedicación y mucho mimo mis dedos quedaron impregnados de su saliva, dulce saliva.

Al terminar, y sin mediar palabra, introducí mi pulgar izquierdo entre sus labios. A veces sacaba la punta de la lengua y jugueteaba con la yema de mi dedo. Él, mi dedo, y yo, estábamos muy lubricados. Volvió a cogerme el anular y se lo metió hasta el fondo, "mírame", le dije, y me miró con lascivia.

Y ya no me acuerdo de más.

Los labios de Sofía
Canarias

miércoles, 4 de mayo de 2011

Dos chicas

Ya está. Lo he decidido. Este es el mejor vídeo de dos chicas dándose placer.
Ppfff.. me pongo mala...


Lesbians grinding clits brought to you by PornHub

martes, 3 de mayo de 2011

Masturbaciones femeninas

Will Santillo, excelente fotógrafo, acaba de publicar el libro "Le Petite Mort". Una recopilación fotográfica de desconocidas masturbándose hasta desgarrase por dentro y gritar de placer.
Mmmm... son deliciosas, tanto ellas como las instantáneas.










Imágenes: Will Santillo

lunes, 2 de mayo de 2011

Mmm...

Qué me gusta a mí estas cosas...

jueves, 21 de abril de 2011

Dormir

Mañana hará una semana que presencié algo terrorífico.
El viernes pasado, hacia las 16:25h, subía calle Balmes en dirección a mi trabajo.
Como cada tarde, me puse mi "canción-cañera-del-viernes" y enfilé hasta el cruce con Córcega. Pero quiso el destino o las puñeteras fuerzas de la naturaleza o las putas mierdas del azar, que viese la desgracia y violencia de un accidente de moto mortal.


Sí, así es, mortal. Una motocicleta grande bajaba por calle Balmes levantando la rueda delantera cuando se encontró de frente con un ciclomotor que
se incorporaba a la misma calle. El choque fue directo, sonoro. Horrible.
Me llegaron trozos de moto y lo único que fui capaz de hacer fue mirar la imagen más desgarradora que jamás había visto. Los chicos volaron por el aire, las motos salieron despedidas, una metida dentro de la otra, a más de 40 metros, y sus cuerpos rodaron como simples sacos de carne con huesos por el asfalto.
Enseguida desconecté los auriculares y marqué el 911. El silencio a las cuatro y media de la tarde del viernes en el cruce de Balmes con Córcega era espeluznante. Todos los viandantes miraban desconsolados a dos cuerpos jóvenes desgarrados. Me acerqué a ellos en un intento de hacer algo, de servir de ayuda. "¡No les quitéis los cascos!" dijo alguien. "No hay nada que hacer..." dijo otra persona. Una chica se agachó cerca de uno de ellos y le levantó la camiseta. Me miró con horror. Tenía la pierna completamente rota y del revés. "Algo se puede hacer, una pierna rota da igual..." pensé, pero la mirada de la chica era clara: está muerto.

Temblando me acerqué al otro cuerpo. Llevaba un casco blanco y de él se escapaba un chorro de sangre que tiñó el gris del asfalto. En ese momento tenía a Sofía al teléfono y me dijo las palabras clave "vete de ahí, vete, vete, vete..." me repetía. Y me fui. Sollozando e intentando respirar llegué hasta el trabajo. Después de una botellita de agua y el consuelo de uno de mis buenos compañeros me encontré algo mejor, lo justo para que ese día se acabase pronto. Pero la imagen de los dos chicos volando y rompiéndose a pedazos contra el suelo me ha perseguido hasta el día de hoy. Y lo seguiré teniendo toda la vida.

Poco a poco me voy recuperando. Y desde aquí hago un llamamiento a todos los que llevéis moto: no hagáis caballitos, no levantéis ruedas delanteras y, sobretodo, no apuréis en los semáforos. Esperad a que se ponga rojo, son sólo unos segundos. Vosotros sois los primeros en salir, siempre, así que por dos segundos no perdéis nada. Sino, podéis perderlo todo.

Esta semana me he sentido desconsolada, perdida, llena de miedo. Me acostaba junto a Sofia pero era incapaz de cerrar los ojos y cerrarlo todo y "hasta mañana". Hace un par de días mi padre me dió un consejo. Tras la muertede mi abuela, su madre, pasaba noches muy malas y eso se le notaba en la cara. "Es simple, yo me imagino una tienda que baja la persiana. Raaas, hasta abajo" me dijo. Y lo intenté aquella noche. Al acostarnos cerré los ojos y me imaginé la persiana metálica de un local bajándose. Raaas, hasta abajo. Pero no funcionaba. Entonces me imaginé en una playa de arena fina, agua cristalina y palmeras con cocos. Y no, nada de nada. Sofia respiraba con suavidad, ella ya estaba en otro mundo y yo seguía en este, aferrada a una imagen, a un momento, a un sonido. A la sensación de terror a la muerte. Me imaginé caminando por un rio, junto a Sofia, mojándonos los piés. El agua está fría y pasa una carretera cerca. Pero tampoco sirvió. Así que, algo mosqueada conmigo misma, me relajé. Y entonces me vino a la mente una situación: Sofia y yo desnudas.
Y me dormí.

Las aceras de Barcelona
Efecto: Instagram

martes, 19 de abril de 2011

El rincón de las bolleras


Hace unos meses, paseando con mi Sofia por el barrio de Gracia en Barcelona, entramos en una tienda de ropa. Desde fuera parece un establecimiento típico, una boutique más donde comprar vestidos y camisetas a precios razonables. Pero al fijarnos en las dependientas y el brillo que emanaban ciertas piezas de ropa nos dimos cuenta que estábamos en un "chino".

Paseando y deleitándonos con la clientela, descubrimos "El rincón de las bolleras". Un display en blanco y negro con chalecos, americanas, pantalones y camisas para las más puras de las lesbianas.

No perdáis detalle de la camisa blanca con las solapas por encima de la americana negra. Es hasta grotesco.

Fontana, Gràcia
Barcelona

lunes, 18 de abril de 2011

Así me gusta, despacito


Cada vez que lo veo se me hace un nudo en el estómago...

Autor: Complicated Universal Cum
Título: "I can hardly wait"

miércoles, 13 de abril de 2011

Sexo en el balneario


El agua estaba muy fría. Demasiado. Ella caminó sobre la alfombra de piedras y yo la miré desde el borde. Entramos en la sauna. Hacía mucho calor. Nos sentamos, con cuidado, en los bancos de madera. No había nadie en el balneario. Todo para nosotras.

Cuando pasaron los 15 minutos reglamentarios pasamos al baño turco. Una salita estrecha con un banco de piedrecitas redondeado, al estilo Gaudí. El techo estaba estrellado con Leds que cambiaban de color, hacía una temperatura perfecta. Me acerqué a su cuerpo, estaba sudoroso y muy suave. Me apoyó contra la pared y nos besamos. Una vez, y otra, y otra, y lengua para arriba, y luego para abajo, y más. Me llevó hasta el banco y abrí las piernas. Ella miraba por la puerta tintada mientras yo la miraba a ella, deseosa de que me follase en ese momento. Apartó el bikini hacia un lado y me metió un dedo. Sus embestidas era suaves, su dedo subía arriba, arriba, arriba, y luego bajaba poco a poco. Me puse nerviosa y le dije que mejor dejarlo para después, cuando subamos a la habitación, pero ella quería más, yo también y no había nadie.

Me volvió a abrir las piernas y me metió dos dedos, delicioso. A pesar del calor del baño turco estaba con la piel erizada, y sus idas y venidas me nublaron la vista. Ahí, apoyada contra la pared y con las piernas abiertas, Sofía me estaba follando como nunca. Mis jadeos resonaron, mis suspiros impregnaron las paredes, el eco de mi voz se hacía cada vez más duro, más fuerte, más malsonante. Ella seguía metiéndome los dedos, arriba, ahí, justo donde me gusta, justo donde se me dilatan las pupilas, justo donde le pido más y la cojo por la cabeza y la miro.

El orgasmo me vino por sorpresa, jamás imaginé que me correría en un lugar público. Las contracciones se extendieron por todo mi cuerpo, ella me miró con los ojos abiertos, estábamos sudando el doble. Mi último jadeo fue largo y dulcemente doloroso. Me temblaban las piernas.
Al levantarme miré mi reflejo en la puerta, y me vi con el gorro de piscina de tela azul con una gran franja blanca en medio. Y una sonrisa debajo de la nariz. Estaba ridículamente feliz.

Aperitivo
Sant Esteve de Ses Rovires

martes, 5 de abril de 2011

La televisión












(Foto-conversación de un viernes cualquiera).

lunes, 28 de marzo de 2011

Jamás sabremos drogarnos


Sábado 6 de la madrugada. Nos vamos de after por Barcelona.
Los moritos me miran desde las esquinas de la plaza. Se nos acerca uno, Yamal, joven, simpático. Le pedimos MDMA, no tiene pero nos consigue algo. Arrinconadas en un portal negociamos con él. A lo lejos se acerca un hombre con camiseta negra, pantalón negro, americana negra y sostiene una cerveza y un porro. "Vamos a ver... proceso reglamentario, enseñarme los DNIs, nos dice". Yo veo mi noche pasar en un segundo: arrestada por comprar droga que, al fin y al cabo, es sólo Gelocatil troceado. Ahí estoy yo, en el cuartelillo de Nou de la Rambla, son las 10 de la mañana, y espero a que llegue mi hermana para pagar la fianza y liberarme de mi cautiverio. Pero no. El morito se lo mira de arriba a bajo y se va con mi chica a negociar. Yo me quedo con el supuesto policia y entablamos una conversación muy adecuada a la situación: "¿nunca te has follado a una estatua?" me dice. "Yo me miro al espejo y me toco. Y si toco a una estatua es como si me estuviese tocando a mí. Fóllate a una estatua, está muy bien", me insiste.

Nos reunimos las tres chicas en la calle con él. Nos prepara unas rayas sobre su cartera de piel marrón. En pleno Muntaner sur nos metemos ese polvo blanco y volvemos al local a beber CocaCola. El señor que se folla las estatuas nos acompaña. Bailamos sin sentido y hablamos de drogas, sexo y acohol. "Disfruta del colocón", me dice antes de darme un beso en el cuello. Lo mismo hace, un par de segundo después, a Sofia, y le besa en el hombre. Y desaparece entre hombres sedientos de hombres y hombres con tetas de plástico y falos de 20 centímetros.

Seguimos con nuestras copas y nuestros movimientos de brazos. "Esto no me sube", pienso. Sí, definitivamente es Gelocatil. Mi amiga se acerca a un chico. Hablan y la veo cómoda. Me lo presenta. Un poeta que había quedado con una chica pero ésta no se presentó. Así que sólo le quedaba un gramo de cocaína y nuestra compañía. El poeta se parece al doctor House. Salimos a la calle, ya es de día, lloviznea, no hace frío. Nos sentamos en el portal de un garaje. Nos prepara unas rayas con su droga y repetimos la acción. Los billetes de 10€ son más cómodos para enrollar que los de 20€. Algún día lo haré con uno de 500€, y me creeré Paris Hilton, o Lindsay Lohan, o Kate Moss.

Volvemos al local. Repito de CocaCola y me acerco a mi chica. Tiene la piel suave, los labios calientes y su mirada se le va a mi escote. Nos besamos, la gente nos mira, mi amiga aplaude. "Vámonos", decimos. Y volvemos a la calle. Llueve. Luz. Corremos hasta Gran Vía. Nos refugiamos bajo el toldo de un bar. Hay gente dentro, desayunando, tomando el primer vermouth de un domingo cualquiera. Son las 9 de la mañana. Cogemos un taxi y llegamos a casa en siete minutos. Nos ponemos en pijama y encendemos la tele. Ella deja la Fórmula 1 mientras yo lío un porro. "¿Esto nos ha subido?", me pregunto. "Qué niñatas somos... jamás sabremos drogarnos", le digo.

F1, gran premio de Australia
10:00 am

jueves, 24 de marzo de 2011

Esperar

Después de comer me entra frío. Me congelo. Siento escalofríos por la espalda que me dejan las manos heladas. Me recojo, cual gato en su almohada, y espero a que acabe la digestión.


Esperamos a que el café esté listo. A que la leche se caliente en el microondas. Esperamos el metro. Y yo espero no encontrarme con algún "músic del metro" con ganas de triunfar. También espero a que el semáforo de ponga verde. Espero que la quiche se haga en el horno. Y espero que mi chica se acabe el cigarrillo para cenar juntas, mientras esperamos a que acabe la publicidad para seguir viendo la cutrepeli. Suelo esperar mails, nada importante, pero los espero. Como también mensajes, odiosos twitts o whatsups. Espero dulcemente mientras mi chica se quita la camiseta. Espero al orgasmo, desgarrador, que atraviesa mi cuerpo.
Y siempre la espero a ella. Pase lo que pase, la espero.

Timbres
Lisboa, Portugal

lunes, 21 de marzo de 2011

Apesar de lo que digan...

... yo ya noto la primavera en mis entrañas.



El Guincho
"Bombay"

jueves, 10 de marzo de 2011

Mi chica me ha pillado

No, masturbándome no, eso ya lo hace casi cada día. Me ha pillado aquí. En mi blog.
Me considero una persona muy discreta, insinuante y cuidadosa con lo mío. Pero sea por lo que sea, me dejé abierto el blog el domingo pasado.


Ahí estaba yo, realizando mi sesión de "chochoplanismo" (véase, apalancamiento total de tal manera que la vagina y sus partes exteriores se extienden a lo largo y ancho del sofá u/o cama en disposición a visualizar contenidos de baja actividad cerebral en el televisor). Cuando se me acerca Sofía, que ya llevaba una horita muy callada...

- A sí que ¿te pone la mirada de esa actriz porno? - me suelta sentándose a mi lado. Yo me la miré desconcertadísima. "Mirada + atriz porno = Belladonna. Mierda.", pensé.
Tenía una media sonrisa en la cara, ligera, sin temores. Y yo temblaba por dentro y por fuera. Me dijo que curioseó un poco y que una cosa le llevó a otra y que se leyó unas cuantas entradas. Y yo sin saber qué decir, con los brazos cruzados, mirando por la ventana, mirándola a ella, mirando a mis piés, mirando su boca, mirando otra vez por la ventana para luego volver a sus ojos. Su tono no era malo, pero me había pillado y eso, quiera o no, me dolió.

Aquí escondo cosas, algunas pocas. No tienen gran relevancia en mi vida diaria, pero me gusta rescatarlas y elevarlas. Y como el sexo es algo que me gusta mucho, muchísimo, necesito canalizarlo aquí. Y de tanto canalizarlo mi chica lo ha cogido al vuelo.

Le dije que no lo volvería a hacer más, pero ella se disculpó por entrometerse en mi vida privada. Es un sol. Un amor. No lo puedo dejar. No puedo borrar este blog. Sé que ella lo leerá de vez en cuando, aunque me diga que no se acuerda de la dirección, pero me da igual. Ella me conoce, sólo que aquí reluce una parte más oscura de mi personalidad. Esa faceta que aflora cuando estamos entrelazadas en la cama, desnudas, con las piernas abiertas, con el culo en pompa, con la boca abierta, con los ojos en blanco, con los dedos mojados, con las uñas en la almohada, con la lengua en el ano...

Ese domingo hicimos el amor unas cuantas veces. Practicamos el sexo a la hora de la siesta, mi momento preferido. Fue muy dulce. Como si no nos hubiésemos visto en mucho tiempo. Como una luna de miel. Esa misma noche salimos a una fiesta de chicas, todas las lesbianas de Barcelona en un mismo local. Bailamos muy juntas y algunas nos miraron (¿por la altura de las dos? ¿por nuestros movimientos? ¿porque les hubiese gustado apuntarse?). El caso es que podía besarla, y comerme esa boca tan deliciosa sin que ningún hombre apareciese de la oscuridad ofreciéndonos su miembro a nuestro antojo.

Yo sigo aquí y, ahora, ella ha llegado. Darle la bienvenida a mi chica que os lee y siente curiosidad por vosotros.

Nuestro piés
Playa de las Canteras, Canarias


viernes, 4 de marzo de 2011

Una y otra vez

Hoy, y ayer, y antes de ayer, me siento muy "Blue Monday", literalmente.
Así que no puedo dejar de escuchar, pero escuchar con todos los sentidos, esta canción.


Me pesan los hombros y tengo ganas de romper cosas, pero no me veo capaz de levantar los brazos. Mira al cielo desde mi ventana y me veo a mí misma con ojos de cordero degollado. Das pena tía. Fofa. Todo el día en pijama. Borde. Rancia.
Necesito una ducha. Hace demasiado frío.
Me voy a correr.

miércoles, 2 de marzo de 2011

De tanto meterme el dedo...


Antes de ayer nos hicimos el amor en silencio. Un revolcón de esos largos, pre-cena, con lametones y muchos dedos por en medio. Todo empezó de manera inocente, como siempre. Yo me puse encima de ella, entre sus piernas, y la desvestía con rapidez. Tenía muchas ganas de sus pechos rosados y calientes.

Acabamos las dos rozando nuestras barrigas desnudas y temblorosas. Ella se deslizó hasta el final de la cama, colocando su boca bajo de mi entrepierna. Y qué bien me besa, qué bien me cuida mi niña. Y cómo me vuelvo loca cuando la tengo abajo, y yo arriba. Mi clítoris se llena de sangre, se vuelve más sensible, más suave, más rosado, toda la presión baja hasta ahí. Y ella me recibe con sus labios carnosos entreabiertos, húmeda. Juega con mi clítoris, me coge de las nalgas con fuerza, clavándome sus uñas mordidas, amasando mis muslos. Y yo me retuerzo de placer.

Sin aguantarlo más me mira desde ahí abajo. La veo arquear una ceja y sonreír aún con mi clítoris pegado a su lengua. Y me mete el dedo corazón, suave. Estoy empapada. Me mira, la miro, y me mete dos dedos. Ahí arriba, donde duele, donde escuece, donde pica. Sí, sí, ahí, buscando, diciéndome "ven niña, ven... ven conmigo". Y sigue, y sigue, y... y... y... siento el escalofrío que viene desde los piés y sube por mis piernas y alcanza mi espalda y trepa por mi cuello y explota en mi cabeza.

Ahí es cuando me corrí y ella gritó conmigo. Pero gritó de dolor físico. De tanto meterme el dedo mi chica tiene una artralgia en el dedo corazón, es decir, una inflamación de de los tejidos que rodean la articulación. El diagnóstico no es mío, ni suyo, es del médico de urgencias... qué vergüenza pasamos...


Ilustración de I.Mumm de Polvos Momificados
(La imagen es una petición personal, y muy bien lograda, de mi chica y yo).

miércoles, 23 de febrero de 2011

You too can be a LESBIAN


Madre mía, pero qué boyera me estoy volviendo...

lunes, 21 de febrero de 2011

Arañándome la espalda

Domingo, 19:35h, nuestra habitación.


Nos pusimos "Phillip Moris, te quiero". Un film divertido y muy recomendable. A los 20 minutos me dice mi chica que tiene que ir al baño. Lo paro, ella se levanta de la cama y se desnuda ahí mismo, delante de mis ojos.

- Pero ¿¡Qué haces!? - le digo sonriendo.
- ¿Qué pasa? Me meo... - y se va. A los pocos minutos vuelve, gatuna, contoneando sus caderitas, con el pelo alborotado y los calcetines puestos. Mmmm, cómo me gusta cuando lleva los calcetines puestos... Me miró apoyada desde la puerta indicándome con la mirada que debía desnudarme, sí o sí.

Mientras me quitaba los pantalones ella saltó a la cama y cerró el ordenador. Me besó los ojos, la boca, el cuello. Alargó la mano hasta mi mesita de noche. Abrió "el cajón de los juguetes" y sacó el antifaz para dormir, aunque nunca lo hemos utilizado como tal.
Y ahí mismo, a las 8 de la tarde del domingo, me hizo el amor arañándome en la espalda. Una y otra vez, con fuerza, dejando rastro. Y yo no podía ver nada, me tenía cogida, atrapada entre cojines. Lo único que podía hacer era desistir, rendirme ante sus uñas de gata salvaje y gozar.


Michelle Pfeiffer, la mejor y única Catwoman

viernes, 18 de febrero de 2011

jueves, 17 de febrero de 2011

Belladonna

Puede que algunos conoceréis esta actriz de cine porno. Se llama Belladonna, aunque seguramente, al nacer, sus padres le dieron otro nombre. Pero eso no viene al caso.

Esta mujer de cabellera negra y ojos profundos es una de mis fantasías sexuales más salvajes. Hace años, unos cuantos, leyendo un artículo en no se qué revista para modernos de Barcelona, hablaban de ella. Nada especial, sólo que estando embarazada le gustaba tener orgasmos uno detrás del otros, y que el placer de tener los pezones succionados por sacaleches era una experiencia maravillosa. Además, comentaban que ella y Nacho Vidal habían protagonizado una de las escenas pornográficas más calientes del cine. Mi crítica cinematográfica sobre esa escena: "ppfffff, no es para tanto". Lo curioso del tema, y así somos las mujeres, es que en ese artículo había una foto de ella y me fijé en sus ojos. En su mirada. Y me pareció entre aniñada y lasciva.

Poco a poco fui descubriendo su filmografía y sí, realmente me encandiló su manera de mirar mientras algún macho la penetraba. Y sí, suele ser una imagen recurrente en mis masturbaciones nocturnas.


miércoles, 16 de febrero de 2011

La boca de mi chica


Momento robado en la ducha.

viernes, 11 de febrero de 2011

La bestia que llevamos dentro

Hace un tiempecito que sigo los pasos de una artista que ha parido un nuevo término: el Postporno. Ella es María Llopis y me parece muy interesante todo lo que hace.

Curioseando por Youtube encontré una obra que bien representa esa bestia que todas llevamos dentro y la tapamos con vestidos de color frambuesa. "La Bestia" no puede definirse con una "liberación" de la mujer porque sería menospreciarla.
(Lo que me sorprende es que todavía siga en pié en Youtube, así que aprovechemos).



lunes, 7 de febrero de 2011

Kim Kadarshian

Dentro del mundo del famoseo hay mujeres que me parecen muy atractivas, bellas y disfruto observando detenidamente sus fotografías. Pero hay otras que me encienden como una cerilla. Ella es Kim Kadarshian, una chica que se hizo famosa por ir a la moda: rodar un vídeo casero con su chico en varias posturas excitantes. Todavía no he podido ver el vídeo, así que si alguien sabe dónde está se lo agradecería.
El caso es que hace unos años, en mi lectura semana de la Cuore, descubrí una imagen suya que me dejó atónita. Una instantánea tremendamente sugerente que me captó los ojos, el estómago y el clítoris, valga la sinceridad.
Esta es dicha imagen:


La sensualidad y delicadeza en la curvatura de la cadera me robó el sentido y creo que estuve 5 minutos de reloj analizando su cuerpo. Por entonces no sabía lo que era estar con una mujer. Mis encuentros sexuales eran, única y exclusivamente, masculinos, pero esa explosión de sensualidad femenina despertó mi lado más erótico.
El pelo mojado a un lado, cayendo sobre dos tersos, orondos, generosos y hermosísimos pechos. Un estómago amplio, decorado con un diminuto ombligo y acabado en una maravillosa cadera.

Hace unos días, buscando la imagen de arriba, encontré una instantánea de otro de los baños de Kim. Una imagen tremendamente sugerente aunque, eso sí, mucho más explosiva, muchísimo más sexual.



Definitivamente hay mujeres que nacen con un trocito del espíritu de Venus.

viernes, 4 de febrero de 2011

Si chupas muchas pollas...

Hace unas semanas estábamos, mi madre y yo, sentadas en el sofá. Era sábado y me tocaba la visita de rigor para llenar tuppers y solventarle a mi padre problemas "informáticos".
Ojeando no sé qué diario me comenta una noticia que decía algo así como que el papiloma puede afectar, también, al cuello. No al cuello del útero, que es lo común, sino al cuello de la cabeza. Esa ramificación que nos sostiene el cerebro, los ojos y el pelo.

- No lo entiendo... - dice mi madre.
- Mamá, lo que quieren decir es que si realizas muchas felaciones el papiloma también puede desarrollarse en el fondo de tu garganta. - le digo profesionalmente con una sonrisa políticamente correcta.
- Vamos, que si chupas muchas pollas te puede salir cáncer de cuello. Es lo mejor que he oído en tiempo. Tú sí que tienes suerte hija mía: nada de condones y nada de papilomas ni en el útero en en la tráquea... - en ese momento intenté abrir la boca para decir algo pero su verborrea estaba en plena ebullición - ¡Que suerte tienes de no tener pollas cerca!

Y entonces preferí cerrar la boca, para evitar cánceres y más comentarios como ese.

miércoles, 2 de febrero de 2011

El chico de seguridad


Metida en la rueda de prensa del Primavera Sound 2011, y con un aluvión de nuevos y suculentos artistas para este verano, me viene a la mente un episodio picantón que me ocurrió el año pasado.

Debían ser las 6 de la mañana del último día del Primavera. Salíamos del escenario más electro del festival, después de meternos en vena el techno de Diplo, y, a trompicones, llegamos al metro. Ahí estábamos, la pandilla de la fiesta, con caras medianamente aceptables, y mucho cansancio en las piernas. En unas paradas subieron al vagón dos guardias de seguridad del metro de Barcelona. Parecían una caricatura de ellos mismos: uno bajito, gordo y con cara de mala leche, y el otro alto, joven, guapo. Guapísimo.

- Señorita, si fuese un ladrón ya le hubiese robado el bolso - me dice por la espalda.
- Gracias majo, pero vengo del Primavera, y si allí no me han robado ni las bragas es que soy buena defensora de lo mío - le digo. Me sonríe tímidamente. Tiene algo de pecas, pelo muy corto y lleva el chaleco naranja muy apretado. Está buenísimo y no soy la única que se ha dado cuenta. Toda la fauna femenina del metro está apuntándolo con sus ojos de leonas.
- ¿Qué tal por allí? - me preguntó en el momento exacto en el que el vagón hizo un giro y casi se me cae encima.
- Muy bien, buena música pero faltaban chicos guapos - le digo. Mi amiga, pegada a mi hombro y babeando por el chico de seguridad, me pellizcó el brazo. Esto sucedió en verano y yo ya estaba con mi chica. Pero no sé, será la noche, la madrugada o lo que sea que, a veces, me sale mi lado zorrona.
- Qué pena, hoy me tocaba trabajar... - me dice el bombón. Su compañero lo llamó con un gesto de cabeza y, ante toda la gente ahí presente, todas las tías que babeaban por ese maromo, el chico se me acerca a la oreja y me dice - Llámame... - y me mete en el bolsillo de la falda un papelito. Se aleja y yo creo sentirme húmeda.

Miro mi papelito y sí, ahí había un número de teléfono. ¿Cómo puede ser que alguien lleve su número de teléfono apuntado en un papel? ¿Por si le ocurre algo? No... para ligar. Sobra decir que en otras circunstancia lo hubiese llamado, sin ningún problema. Pero mi chichi pertenece a un chichi y no me apetecía salir con un tío que lleva su propio número de teléfono apuntado en un trozo de papel. Así que me giré y le dí el teléfono a una chica que estaba sentada en el suelo y no paraba de mirarme con cara de envidia y rabia profunda.
- Toma, un regalo - Y bajé en mi parada meterme en la cama junto al cuerpo desnudo y calentito de mi mujer.


Concierto Primavera 2010
Google Imagenes

viernes, 28 de enero de 2011

Los pechos de Anne Hathaway

Ayer por la noche fui al cine con mi chica.
La película que vimos era Amor y otras drogas. Protagonizada por el chico guapo de Brokeback Mountain y la chica guapa de El diablo se viste de Prada.
No entraré a hacer un análisis cinematográfico del film, pero sí un análisis del pecho de Anne Hathaway.


Como podéis ver, la actriz norteamericana se desnuda varias veces a lo largo de la película dejando al aire sus maravillosos atributos. Hathaway se hizo famosa por ser el rostro de aquella Princesa por sorpresa, una niña desaliñada que se convierte, del día a la mañana, en la sucesora de un país imaginario donde el alimento nacional son las peras. Y aquí es donde quería llegar. Puede que parezca uno de esos chistes del destino, pero Anne Hathaway tiene unas peras muy bonitas de Hollywood. Con todo mi respeto.

Son ovaladas, amplias, el pezón rosado en su justa medida, caen vaporosa y ligeramente en un movimiento que da ganas de acurrucarse entre ellos.
Así pues, coloco los pechos de Anne Hathaway en el primer puesto de mi exclusiva lista de "pechos-bonitos-de-chicas-que-no-suele-enseñarlos".

Google imágenes

viernes, 21 de enero de 2011

Condón rojo


Ahí estaba yo caminando por uno esos interminables transbordos de una línea de metro a otra en Barcelona, volviendo a mi casa de un brunch con unos amigos, algo fumada, cuando veo un condón rojo en el suelo. Sí, un preservativo, usado o no, en medio de esa estación de la zona con más clase de la ciudad. Un profiláctico desolado, olvidado, perdido entre tacones de aguja, maletines, abrigos largos, trajes y calvicies devidas al estrés.
Seguí mi camino e intenté recordar cuándo fue la última vez que tuve un condón en las manos. Me metí en el metro, cinco paradas, y llego a casa. Y seguí haciendo memoria. "¿2006? No... ¿Olivier? Ui no, eso es del 2008, por lo menos... ¿Marc? Que va, hubo alguien después..." me esmeré en recordar pero no podía. Como esa laguna que planea sobre tu cabeza tras una noche de alcohol y otras sustancias. No había manera, no conseguía ordenarlos y ubicar el preservativo en su sitio.
Y de tanto pensar en ello, ensimismadísima, me pasé de parada. Sí, tal cual. Me olvidé del condón y de mi parada. Y ahí estaba yo, bajándome Dios sabe dónde, y volviendo sobre mis pasos.

Qué vergüenza. Y digo vergüenza porque me he pasado de parada tres veces en mi vida. Dos de ellas por cuestiones puramente intelectuales: una hace muchos años, en primero de carrera, absorta en la lectura de Una soledad demasiado ruidosa de Bouhmil Hrabal; y la otra, por la misma época, completamente sumergida en El país de las últimas cosas del genial Paul Auster. Y la tercera debido a un despiste de hermanas, ahí estábamos las dos hablando y hablando de algo tan importante que acabamos en la Vall d'Hebrón.
Y esta era la cuarta vez que me pasaba de parada: por intentar recordar cuándo y con quién fue la última vez que utilicé una goma.

Ya en la línea correcta y la dirección correspondiente, seguí con mi particular fijación: ¿quién? "El holandés errante no porque es de antes de Marc... uf, qué pequeña la tenía el holandés... y qué barbara más larga... ¡Ui, qué bien! ya no me tengo que preocupar de las barbas..." y así hasta que llegué a mi parada. Bajé, algo despistada y me dí de bruces con alguien. "Perdona, perdona..." me dijo una voz de chico joven. Pasó por mi lado y se metí en el vagón. Lo miré, y me recordó a alguien. Las puertas del metro se cerraron, seguí hacia delante, y me giré. Él me miraba desde dentro y me sonreía. Yo no, no por nada, sino porque no sabía a quién me recordaba.
Y como una revelación digna de Buda en su ascensión al nirvana, mi mente se despejó y lo vislumbré todo. Las dos dudas: ese chico se parecía a Alex, mi "cerdako". Y fue con él con quién utilicé mi último preservativo. Fue una tarde-noche de domingo de octubre, en su piso, como siempre. Hacía tiempo que no lo veía y me apetecía su carne tersa y musculosa. Nos magreamos en el sofá. Tenía unas abdominales perfectas, no estaban marcadas, pero al tacto se sentían duras. Sus pectorales resplandecían bajo un vello fino algo rojizo. Sus pecas, esparcidas por todo el cuerpo, se encendían cuando se ponía cachondo. Y me levantó del sofá hasta el pasillo. Y me apoyó contra la pared, y nos besamos, y me comió una oreja, y luego la otra. Corrimos hasta la cama, porque así era él, "me gusta follar en la cama", me decía. Pues vayamos, tú primero, por favor.
Me desnudó con fuerza y decisión, diciéndome cosas obscenas a la oreja. Por eso era, y será, mi "Cerdako". Un chiquillo auténtico con un pene muy bonito. Algo curvado y con una de las mejores erecciones que he visto. Estábamos completamente en cueros y él se levantó a por uno de sus preservativos. Normalmente se lo ponía él, pero esa vez, no sé porqué, le dije que me dejase hacerlo a mí. Me alargó el sobrecito, lo abrí con los dedos y saqué el condón.

Y cuál fue mi sorpresa, entonces y ahora, que el condón era de color rojo.

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Que sí... que no...



Solemos participar de un juego que hemos aprendido con el tiempo. No hay reglas, lo único: decir que "no" y que la otra insista para así, por fin, arrancarle la ropa y follársela a lo bestia. Es nuestro pequeño divertimento antes de quedarnos dormidas.

Ayer fue uno de esos días. Normalmente soy yo la que se deja arrastrar y dice "no, no..." cuando Sofia me intenta meter la mano bajo las bragas. "No, cariño, ahora... que tengo sueño..." le digo. Y ella sigue, se mueve sigilosa en nuestra cama, se arrastra hasta mis piés, forcejea con mis piernas. "Ai amor, ahora no..." y me río. Y nos reímos. Y ella sigue. Y así hasta que desiste.
Pero ayer por la noche nos cambiamos los papeles. Esta vez era yo la que iba cachonda perdida, la que quería guerra. Guerra sucia. Guerra de trincheras. E insistí, pero ella me repetía que no. Que no le apetecía. "¿¡Cómo no te va a apetecer!?" le decía yo. Y ella se giraba y me daba la espalda. Y yo me volvía más loca.

Finalmente nos acoplamos en nuestra posición "de dormir": ella boca arriba, y yo de lado, con una pierna por encima de su cadera. Me estaba quedando dormida cuando noté su pubis elevarse. Sus manos se acercaron a mi cara y nos besamos intensamente. Esos labios... Sofia tiene la boca más excitante que jamás he conocido. "Que cabrona eres... lo has conseguido..." me dice mientras me quita la camiseta.
Nuestras respiraciones son generosas, abiertas. Le arranco el pantalón de pijama. Y me meto entre sus piernas. Un par de piernas larguísimas. Un par de grúas. Y me humedezco el dedo corazón en mi boca y lo paso suavemente por su clítoris visiblemente enrojecido y caliente. Ella me quiere quitar la ropa pero no puedo esperar. Quiero follarla. Y esta vez soy yo la que le dice que "no... déjame...". Y le introduzco el dedo suave, despacio, notando todo su orificio húmedo, impregnado. Chorreante. Y sopla por la boca y se mueve con energía, quiere más, pero yo sé que a ella le gusta despacio.

Le introduzco el dedo índice junto al corazón y las envestidas son más directas. Hacia arriba. Bien arriba, presionando. Uf... yo me estoy poniendo loca.
Y la locura nos invade a las dos y ella se moja los dedos y se masturba mientras yo la muevo con mis dos dedos. Me encanta verla así, desbocada. Me encanta meterle los dedos y que ella, desesperada, se separe los labios y se toque el clítoris, con fuerza. Su cuerpo se arquea y yo me noto mojada. Mucho. Jadea fuerte, dura. Y me acerco a su cara... "ssshh..." le susurro. Y sigo apretando su punto débil, dentro, arriba, caliente. Y sigo, más adentro, más arriba, más caliente. Y entonces ocurre lo maravilloso: su cabeza se mueve hacia atrás, la boca se desencaja, su cuello se torna rojo y sus venas exclaman de dolor. Dulce agonía.

Le tapo la boca justo cuando expulsa su placer. Su gemido es seco y directo. Muy sonoro, así que por respeto a nuestra vecina, que ya nos ha oído en más de una ocasión, intento retener el volúmen de su voz, pero no puedo. Bueno, no quiero. Porque a mí también me gusta expulsar el placer por la boca y si se lo impido me traiciono.
La abrazo aún con mis dos dedos dentro de ella. Nos besamos. Tiene el rostro despejado. Es la más bella. Saco mis dedos despacio y ella respira. Y me mira. Y me dice: "eres una zorra". "De nada, mi luz" le respondo.



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[Ya se que algunas imágenes de Google son cutres, pero debido a un cambio de ordenador no tengo en mi posesión mis propias fotografías. Poco a poco iré ampliando mi fototeca para colgarlas por aquí.]

jueves, 20 de enero de 2011

3 años

Ah... este blog acaba de cumplir 3 años.
Quién me lo iba a decir.
Gracias a todos.

Aroma matinal


El olfato es un sentido muy dictatorial en el sexo. Nuestro instinto más animal todavía florece cuando pasamos cerca de alguien que huele. No a rosas, orquídeas, madera de boj o musgo. Sino ese olor intenso que emana de nuestro interior.

Y mi perdición, algo que ya he comentado que me sucedía con Olivier, es el aliento matinal. Hay días en que mi Sofía huele fuerte. Un olor gástrico consecuencia de haber comido hace muchas horas y mal.

Pero la mayoría de mañanas su respiración es cálida, envolvente. Puede que la comparación sea un poco extraña, pero su aliento me recuerda a una escena en la película El imperio contraataca (La guerra de las galaxias II), cuando Han Solo, en medio de la nieve y a unos 20 grados bajo cero, se ve obligado a abrir en dos a su medio caballo medio velociraptor, para introducir a Luke Skywalker y cobijarlo del frío. Esa sensación de calor, de vientre materno. Ese es el auténtico aroma matinal.

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