martes, 19 de febrero de 2008

Fiel a uno mismo

Quería hablar de la magnificencia del cuerpo humano. De lo que me gusta, de su calor, de su tacto. De su olor. De hecho he empezado, pero lo he borrado.

Ha venido a mí un recuerdo de este fin de semana. Los detalles y las grandezas me las reservo, porque no quiero alargar este pseudodiscurso, y para hacer este post cortito.
Un desconocido me tocó el trasero. Obscenamente. Sin ningún motivo, sin que yo se lo pidiese y, aún menos, sin haberle visto, ni si quiera, su rostro antes. No fue una rozadura furtiva en el metro. De esas que o no te enteras o prefieres hacerte la sueca. No. En pleno andén, rodeados de unos pocos pasajeros que esperaban en silencio, a las 3 de la mañana.
Al parecer le dije/grité muchas cosas. Y todas ordenadas, claras y muy racionales. De lo que recuerdo vívidamente es del momento en el que el chico se giró y se fue, cabizbajo. No me miró en todo el discruso. También recuerdo decir palabras como "mundo machista", "egoísmo", "mujer", "derechos", "libertad expresión", "superior", "violéncia de género", "humillación", "fuerza" e "inteligencia". Y, también, creo recordar que tanto en nuestro lado como en el andén de enfrente la gente acabó aplaudiéndome.
Ahora mi compañera de piso me dice que fue una oda a la mujer, a sus derechos y a la feminidad (que no feminismo). Físicamente salí de mis casillas, racionalmente fuí fiel a mi misma.

Pero yo quería hablar del cuerpo humano. De lo que me gusta. De su vello, sus pecas, las arrugas, las cicatrices, las pieles que suben y bajan...



Imagen: Gettyimages
¿Porqué? Porque es femenina, inocente, aparentemente débil pero inmensamente inteligente

3 comentarios:

W. Somerset dijo...

Dorada,

nunca he tocado el culo a nadie en el metro, ni me he rozado "involuntariamente" en un vagón lleno con un cuerpo deseado.

Pero qué hay de lo que está dentro del cuerpo humano? De los deseos que no ven nunca la luz, de la carga moral que siempre les acompaña y que termina por enfermarnos. Qué hay de poder mirarte y acercarse a ti sin que pienses que el otro está como una regadera?

Me parece muy bien lo que hiciste. Pero el cuerpo humano está lleno de deseos oscuros. Cuesta mucho vivir con ellos sin que los demás te segreguen. Por eso están estos blogs, creo yo. Si te contara algunas cosas de las que has leído sentado a tu lado, ¿no gritarías también?

w.s.

Dorada dijo...

Ya sé que el cuerpo humano está lleno de "deseos oscuros". Y nos rodeamos de otros cuerpo humanos con sus correspondientes "deseos oscuros". Pero mi libertad acaba donde empieza la de otro, y yo no realizaré un "deseo oscuro" sin con ello corrompo el cuerpo de otra persona. Ya lo decía Freud, tenemos unas barreras sociales que se han convertido ya en nuestra segunda naturaleza. Por eso, si mi deseo oscuro fue, hace unas semanas, masturbarme en medio de la biblioteca, no me queda más remedio que aguantarme las ganas hasta llegar a casa.

Y no, a tí no te gritaría.

W. Somerset dijo...

Cuando me acueste, con la luz apagada, pediré que cumplas todos tus deseos oscuros y todas tus pulsiones. Y para mí, que alguien corrompa mi cuerpo. Que la vida se escapa muy deprisa.

William.