martes, 2 de septiembre de 2008

Agujetas sexualmente anales


Ayer me pasé todo el día con agujetas.
En el interior de las piernas, en las nalgas, en la planta de los pies y en el ano.

El sexo anal es una modalidad que en un principio me hace simple gracia. Divertimento puro. Pero nosé porqué razón con Olivier es algo que me enloquece.

Debían ser 12 del mediodía del este domingo. Dormíamos extasiados de una larga tarde-noche-de-sábado de sexo. Hacía más de un mes que no follábamos, y sentíamos que teníamos que amansar la bestia que tiraba de nosotros. Estaba de espaldas a él, soñando qu dormía en mi cama, cuando noté su mano contra mi barriga. Me arrastró a lo largo del colchón hasta colocar mi culo contra su entrepierna. Todavía dormíamos: yo, él y su pene. Así nos quedamos una media horita, todo mi cuerpo empezaba a desarrollar ya esas dulces agujetas del día anterior y casi no podía moverme. Él tampoco, pero ahí estaban sus movimientos de cadera, presionando su miembro contra mis nalgas. Dulce despertar.

Y mientras presionaba yo me despertaba, y cuando abrí los ojos ya tenía la punta de su pene en la entrada de mi sonámbulo ano. "Uf... qué pereza...", pensé o creo que lo dije en voz alta. Porque paró y jugueteó con mi clítoris. "Bon jour...", me dijo susurrando lascivamente a la oreja. Y como una puta cerilla, o como cuando enciendes la televisión, o como cuando hierve el café en la cafetera, me puse cachondísima en un segundo. Me puede tocar, restregar su miembro por el cuerpo, chupar, lamer, besar, moder... pero si además lo acompaña de unas palabritas tan sencillas pero dichas con tal intención, ya está. Ya me tiene.

Torpemente volvió a presionar su pene contra mi ano, despacio pero con fuerza. Poco a poco. "No va a entrar... no he dilatado...", pensé. Pero el muy cabrón es bueno en el sexo anal y, con muchísimo cuidado y paciencia, entró la puntita. Y la volvió a sacar. Y volvió a presionar, poco a poco, poco a poco... muy poco a poco y entró otra vez. Ahí se quedó, un rato. Tenía pequeñas contracciones y no veais cómo le pone notar cómo mi cuerpo lo repudia, por instinto. Presionó otra vez y metió un poquito más. Pero volvió a sacar su pene, con suavidad. Estaba recostada en el lado derecho y jugueteaba con mi clítoris, él, sobre sus rodillas ante mi culo, miraba como me masturbaba.

Volvió a señalarme con su miembro. La punta entró con facilidad, ya estaba lista. Luego un poco más. Me cogió de la cadera, con las dos manos. Su cabeza se fue al cielo. Me e-n-c-a-n-t-a ver esa imagen: mi hueso y mi carne de la cadera aprisionados debajo de esas manos de cirujano. Ver cómo la piel se me hunde justo en la cintura, porque tengo el culo subido, ofreciéndole mi placer.
Ya estaba toda dentro, seguía teniendo pequeñas contracciones pero ya habían pasado esa frontera de "esto es un cuerpo extraño" a "me gusta esto...". Me folló gimiendo como hacía tiempo. Me enloquece oirlo gemir, él no suele hacer muchos ruidos cuando follamos, sólo son jadeos comunes. Pero cuando lo hacemos analmente su voz se desgarra. Se vuelve más aguda, volátil, como su voz cuando debía hacerse sus primeras pajas. Dios... cómo me excita.

Me cogía con más fuerza de la cadera, me atraía hacia él en cada embestida, nuestro cuerpos chocaban con fuerza. La sentía grandecita en mi ano, y estaba totalmente lubricada.
Fue una locura de placer. Gemía y gemía y yo me ponía más burra, era impresionante. Pero todo tiene su fin, y el suyo fue que no podía más. Le ha pasado unas cuantas mañanas, pero no me importa. Le se bajó de golpe la erección y se tumbó a mi lado.
No hizo falta decirnos nada, porque sabíamos que en la ducha, con agua caliente para apaciguar las agujetas, el sexo anal de tres estrellas Michelín iba a continuar.


Imán de su nevera, de cuando fuimos EE.UU.
agosto 2008

7 comentarios:

Shan dijo...

Mmmmm, gracias por este calentón de mediodía... aunque a ver cómo lo enfrío ahora ;-). Por cierto, enhorabuena por Olivier y a Olivier. A los dos. Lo que cuentas me parece impresionante, tenéis suerte de compartir esas noches (con sus deliciosas mañanas), aunque sea una vez al mes. Cada vez me gusta más tu blog, tu historias me ponen a cien...

Un besazo silencioso. Por cierto, te respondo por aquí... tengo unas cuantas historias escritas pero pendientes de hacer fotos ad hoc, a ver si puedo empezar a actualizar más a menudo.

W. Somerset dijo...

Me trago tus palabras como si estuviera en la última fila de una sala X sórdida. El impulso masturbatorio resulta inoperante, después de analizar que el tal Olivier y sus frases en idiomas varios existen y él sí que se lo pasa en grande. Me quedo un poco pocho.

J.C. dijo...

El sexo anal se revolotea entre las más sucias fentasía de cualquier hombre. Diste en el blanco con este relato. ;)

Juan Carlos.

Anónimo dijo...

joder... le permites todo.

me encanta el sexo anal

Pablete dijo...

Ufff, ¿y quien es el guapo que se resiste a un ano voluntarioso y dispuesto, y a sentir un precioso culo femenino en la barriga?? Yo por lo menos no, y menos por la mañana, recien despertado.....
Me encanta tu relato....me has puesto muy burro...

Un beso húmedo.....

Dorada dijo...

Estimadísimo Bcn,
No, no... es él el que me permite todo.
Mua

Anónimo dijo...

yo haría lo mismo, estimadísima Doradaalsol