miércoles, 2 de febrero de 2011

El chico de seguridad


Metida en la rueda de prensa del Primavera Sound 2011, y con un aluvión de nuevos y suculentos artistas para este verano, me viene a la mente un episodio picantón que me ocurrió el año pasado.

Debían ser las 6 de la mañana del último día del Primavera. Salíamos del escenario más electro del festival, después de meternos en vena el techno de Diplo, y, a trompicones, llegamos al metro. Ahí estábamos, la pandilla de la fiesta, con caras medianamente aceptables, y mucho cansancio en las piernas. En unas paradas subieron al vagón dos guardias de seguridad del metro de Barcelona. Parecían una caricatura de ellos mismos: uno bajito, gordo y con cara de mala leche, y el otro alto, joven, guapo. Guapísimo.

- Señorita, si fuese un ladrón ya le hubiese robado el bolso - me dice por la espalda.
- Gracias majo, pero vengo del Primavera, y si allí no me han robado ni las bragas es que soy buena defensora de lo mío - le digo. Me sonríe tímidamente. Tiene algo de pecas, pelo muy corto y lleva el chaleco naranja muy apretado. Está buenísimo y no soy la única que se ha dado cuenta. Toda la fauna femenina del metro está apuntándolo con sus ojos de leonas.
- ¿Qué tal por allí? - me preguntó en el momento exacto en el que el vagón hizo un giro y casi se me cae encima.
- Muy bien, buena música pero faltaban chicos guapos - le digo. Mi amiga, pegada a mi hombro y babeando por el chico de seguridad, me pellizcó el brazo. Esto sucedió en verano y yo ya estaba con mi chica. Pero no sé, será la noche, la madrugada o lo que sea que, a veces, me sale mi lado zorrona.
- Qué pena, hoy me tocaba trabajar... - me dice el bombón. Su compañero lo llamó con un gesto de cabeza y, ante toda la gente ahí presente, todas las tías que babeaban por ese maromo, el chico se me acerca a la oreja y me dice - Llámame... - y me mete en el bolsillo de la falda un papelito. Se aleja y yo creo sentirme húmeda.

Miro mi papelito y sí, ahí había un número de teléfono. ¿Cómo puede ser que alguien lleve su número de teléfono apuntado en un papel? ¿Por si le ocurre algo? No... para ligar. Sobra decir que en otras circunstancia lo hubiese llamado, sin ningún problema. Pero mi chichi pertenece a un chichi y no me apetecía salir con un tío que lleva su propio número de teléfono apuntado en un trozo de papel. Así que me giré y le dí el teléfono a una chica que estaba sentada en el suelo y no paraba de mirarme con cara de envidia y rabia profunda.
- Toma, un regalo - Y bajé en mi parada meterme en la cama junto al cuerpo desnudo y calentito de mi mujer.


Concierto Primavera 2010
Google Imagenes

3 comentarios:

j dijo...

Cómo es posible que cuentes una historia tan divertida y con tanta gracia... siendo periodista.
Vuelvo a creer en los milagros.

Anónimo dijo...

...dios...
...llevaba el número apuntado...
...joder...
...entonces es cierto...
...no venimos del primate...
...ostia puta...
...ellos son nuestra evolución...

;)

Anónimo dijo...

yo seguiré leyendo y comentando... i guess